Bueno, bueno, esto se acaba dentro de poco, encarando ya mi última semana de campaña en Doñana. Y después de tres semanas ininterrumpidas de muestreos, el cansancio empieza a hacerse notar un poco. Las campañas de anillamiento diarias son duras y más si se está sola y no hay posibilidad de tomarse un día libre para descansar (o desconectar…). Además el trabajar en humedales es quizá más engorroso que en otro tipo de hábitats, dado que el barro y el agua obligan a llevar vadeadoras, lo que dificulta los movimientos (y más si se es menudita y en las vadeadoras de talla más pequeña caben tres como yo…), aunque eso sí, es un tonificador de piernas y glúteos inmejorable!
El balance provisional es bastante satisfactorio en cuanto a capturas de carriceros (Acrocephalus scirpaceus), que era la especie objetivo. En total han sido hasta hoy 445 capturas (anillamientos más recapturas propias), que aunque no es un número espectacular, está bastante bien para el esfuerzo de redes empleado, y en esta semana unos cuantos más caerán. He tenido 4 recapturas con anilla extranjera, en concreto con remites de Praga, Bruselas (2 individuos) y Estocolmo. Capturar algún bichillo con anilla extranjera siempre me hace particular ilusión. Aunque la mayoría de los ejemplares que se cogen son de fuera, ya que están en paso hacia África, tener la constatación física de ello, y además poder asignarle un origen (o sitio de paso) a un animal en concreto, me parece una de las cosas más bellas del anillamiento. Además, por aquí he cogido carriceros realmente hermosotes, de los que me gustan a mí, con grasa 7 y 8, cosa que no se ve más al norte.
Carricero con anilla de Praga
El resto de especies han sido mucho más anecdóticas en cuanto a número de capturas. No ha habido nada particularmente reseñable. Destacar, quizá, la presencia de especies exóticas como los tejedores y estrildas, que se han asentado y crían en la zona. El protocolo aquí es anillarlos y soltar como cualquier otra especie autóctona. El recuento hasta ahora es:
Ruiseñor bastardo (Cettia cetti): 45
Ruiseñor bastardo
Carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus): 36
Buscarla unicolor (Locustella luscinioides): 35
Ala de buscarla unicolor, realizando una muda completa y dejando varias primarias colgadas. Este patrón de muda lo he observado en numerosos ejemplares.
Tejedor (Euplectes afer): 10
Tejedor (Euplectes afer): hembra adulta
Golondrina (Hirundo rustica): 9
Golondrina adulta: sonriendo y todo para la foto!
Golondrina juvenil: horquilla de la cola corta, rojo facial pálido y boqueras aún visibles.
Carricerín común (Aceocephalus schoenobaenus): 8
Mosquitero musical (Phylloscopus trochilus): 7
Mosquitero musical juvenil: pecho y vientre uniformemente amarillo
Mosquitero musical adulto: contraste entre el pecho amarillo y el vientre blanco (en manos las diferencias son más evidentes que en el foto)
Martín pescador (Alcedo atthis): 7
Avión zapador (Riparia riparia): 5
Avión zapador
Buitrón (Cisticola juncidis): 5
Buitrón adulto
Buitrón adulto: detalle de ala con la muda completa en progreso. mostrando las primarias sin cambiar aún un desgaste notable
Pájaro moscón (Remiz pendulinus): 4
Juvenil de pájaro moscón, realizando la muda parcial
Lavandera boyera (Motacilla flava): 2
Juvenil de lavandera boyera
Pechiazul (Luscinia svecica): hoy los 2 primeros!
Pechiazul hembra, joven
Pechiazul macho, adulto
Pico de coral (Estrilda astrild): 2
Pico de coral
Curruca mosquitera (Sylvia borin): 1
- Curruca mosquitera
Zarcero (Hippolais polyglotta): 1
Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca): 1
Papamoscas cerrojillo, juvenil
Detalle de terciarias juveniles
Aunque la variedad no ha sido la nota dominante de los anillamientos, no me puedo quejar en cuanto a la diversidad de especies observadas, considerando los distintos hábitats visitados de la zona, y eso que ahora es quizá la peor época para venir a Doñana. A la lista de especies que nombré en la entrada anterior hay que sumar, de las que me vienen a la cabeza, espátula, martinete, calamón, garza imperial, pagaza piconegra, cigüeña negra, charrán patinegro, chorlitejo patinegro, agachadiza, gaviota sombría, gaviota de audouin, flamenco, ostrero, rabilargo…
Grupito de ardeidos, con algún morito, de cháchara matutina en los arrozales
Y todo eso a pesar de la ominipresencia de furtivos, principalmente dueños de arrozales, que están todas las madrugadas a tiro limpio contra los calamones. Estos se les meten en los campos y les hacen algún que otro desaguisado, dado que son bichos de un tamaño considerable. Se matan suficientes como para notarse en la población local de esta especie. Y no os imagináis lo desagradable que es oír tanto tiroteo cuando se anda metida por el carrizo, y no siempre a una distancia prudencial.
La verdad, que ha sido una experiencia muy grata poder conocer esto, que realmente merece la pena. Ver tanta vidilla…Es sorprendente la cantidad de animales que me salen a la noche conduciendo hasta el lugar de muestreo. No hay día que no se me cruce algún zorro, liebre, lechuza, erizo…Y debo decir que no he atropellado a ninguno (ni he acabado en la cuneta). Y la cantidad de cernícalos y aguiluchos es impresionante. Cerca de la estación biológica al atardecer he llegado a contar hasta 100 aguiluchos cenizos posados en un campo. Espectacular. Este paréntesis, viviendo un poco ajena al mundo exterior (sin cobertura de móvil, sin televisión…), aunque físicamente sea duro (sueño, calor, mosquitos, más calor, más mosquitos, barro, y vicisitudes varias, como estar dos días sin agua en la casa), supone una revitalización y recarga de energía. Y a pesar de las largas horas en soledad, mis facultades mentales no se han visto perjudicadas… O al menos el loco piensa que está cuerdo en su locura.
«Yo voy soñando caminos de la tarde,
¡las colinas doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!,
¿A dónde el camino irá?….»